III. Un nuevo mundo.

Salimos al pasillo de madera que había tras la puerta y casi de seguido bajamos por una pequeña rampa, me dejo a la sombra de un árbol, donde el sol solo tocaba mis piernas, aunque fue suficiente para que mi cuerpo se calentase y los dolores que hasta ahora sentía, desapareciesen.

"Voy a continuar con mi trabajo" dijo mientras cojia un escardillo y continuaba trabajando la tierra, cerré los ojos y, a pesar del tiempo que llevaba durmiendo, casi caigo rendida de nuevo "te encontré allí arriba, hace tres días como ya te dije, cuando fui a buscar agua". Sus palabras me sacaron de mi sueño, he hicieron que mi atención se dirigiese a la montaña que el señalaba con el dedo. Daba la impresión de que la misma casa que, por cierto, era muy grande, había sido construida en la ladera de la montaña. "La verdad que tuviste bastante suerte, si no hubiese subido ese día los lobos te habrían devorado por la noche, habrías sido un bocado apetitoso para ellos, y mas estando cubierta de sangre como estabas". "Si que he tenido suerte" me dije a mi misma.

La mañana transcurría al ritmo del escardillo de mi salvador, y yo no había podido evitar fijarme bien en el; era de estatura media, de piel morena, pelo negro y ojos pardos con un ligero brillo verdoso. Respecto a sus ropajes, vestía como un campesino normal, unos pantalones marrones y una camiseta blanca, manchada, por cierto, por el sudor y la tierra. Sus ojos se cruzaron con los mios y como si me hubiese leído la mente dijo "ah, por cierto, creo que no nos hemos presentado, mi nombre es Yannick, y, al menos hasta que te recuperes por completo, seré tu cuidador". Una sonrisa se dibujo en mis labios, aunque no tardo demasiado en escindirse, ya que no podía hablar, y aunque pudiese, tampoco recordaba mi nombre. Una vez mas pareció adivinar lo que estaba pensando "Otra cosa que no te he comentado, supongo que ahora mismo no podrás hablar, cuando te recoji y te traje aquí te examine para ver, en primer lugar, que no eras un cadaver, por que te puedo asegurar que eso parecias, y, en segundo lugar que te había sucedido, lo cierto es que no saque nada en claro, tan solo un montón de huesos rotos, heridas en la piel y la garganta tan inflamada hasta el punto de que la tenias sangrando, lo cierto es que no me quiero imaginar que es lo que te sucedió allá arriba" ¿Quien diablos era este muchacho?, ¿Acaso era medico?, desde luego no lo parecía con esas pintas.

Camino hacia donde estaba yo "creo que voy a enseñarte un poco el sitio en el que te vas a quedar por ahora" me dijo mientras se colocaba a mi espalda y empezaba a empujar la silla hacia el pasillo de madera "cierra los ojos, esto te gustara". Asi lo hice, aunque solo cerre uno, puesto que el otro lo tenia bajo multiples capas de vendas. Solo notaba el movimiento de la silla y como, por ratos, el sol me daba en alguna parte del cuerpo. Derrepente se detuvo "Vamos, abrelos, ni siquiera se por que me haces caso". Lo primero que pude ver fue su figura, detenida a un lado observando tambien el paisaje que, al fijarme bien, me dejo perpleja. Ni con mi garganta en perfectas condiciones hubiese tenido palabras para aquello que estaba viendo. Millones y millones de años de erosion habian abierto un gigantesco valle entre dos cordilleras montañosas, dejando la casa a una altura estimada de unos 1500 metros si no mas, e, increiblemente, las montañas que se alzaban tras la casa debian medir mucho mas que eso. Por ultimo hubo algo que me sorprendio mas aun si cabe, y es que no veia camino alguno de ascenso desde el valle. ¿Como diablos habia llegado esa casa hasta alli arriba? y ¿como se las apañaba ese muchacho cuando necesitaba bajar al valle o subir a la montaña?. Estas y otras muchas preguntas asaltaron mi cabeza, aunque si que tenia algo muy claro. Este era el comienzo de un nuevo mundo para mi.